viernes, 24 de mayo de 2013

¿qué motiva o detiene a los países a actuar en la materia?

La Dra. Tereza Cavazos detalló que la industria del vino en los últimos 10 años se ha fortalecido significativamente en Baja California. Sin embargo la colaboración que han logrado establecer los vitivinicultores con el sector turismo y el restaurantero, ha permitido posicionar la Ruta del Vino a escala nacional e internacional y generar así un turismo eno-gastronómico de alto nivel.
De hecho el sector genera 3 por ciento del Producto Interno Bruto para Baja California y la producción de uvas ocupa el quinto lugar en importancia en el propio estado.
Baja California es el principal productor de vino en México seguido de Querétaro, Coahuila y Zacatecas. Sonora produce más uvas que en 2010 llegó a 300 mil toneladas, la mayoría (72 por ciento) para mesa y producción de brandy. En Baja California ese año se produjeron 25 mil toneladas. La diferencia es de un orden de magnitud.
Si bien se nota un decremento en el volumen de producción de uvas y superficie sembrada, hay un incremento de nuevas casas vitivinicultoras. En Baja California, actualmente hay más de 70 casas, la mitad de reciente creación con menos de 10 años, que se debe en gran medida a la iniciativa novedosa y visionaria de crear la escuela de oficios en el ejido El Porvenir, en el Valle de Guadalupe, lo que ha permitido producir vinos nuevos, de buena calidad, que compiten con las grandes casas nacionales, comentó la investigadora.
Ahora mismo 26 por ciento de los vinos que se consumen en México son nacionales. El problema es que los altos impuestos de 40 por ciento con que se tasan los vinos mexicanos como artículos de lujo, hacen que 74 por ciento del consumo corresponda vinos extranjeros, lo que limita el consumo y afecta la industria nacional.
En Baja California se siembran 46 variedades de uva para vino donde la Cabernet Souvignon es la principal con 20 por ciento de la superficie total y un rendimiento de 5 toneladas por hectárea. Le sigue la uva Pinot Noire que crece a temperaturas más bajas, propias del valle de Ojos Negros.
Al referirse a los mecanismos que permitieron conformar la atmósfera, hidrosfera, litosfera y biosfera y al hablar de la interacción del ser humano con ellas, dijo que hay autores que hablan de “una antroposfera”, pese a que somos una porción pequeña de la masa del planeta.
El geoquímico ruso Vladimir Vernadsky y el paleontólogo francés Theilard de Chardin, en lugares distintos, coincidieron en postular tres fases en el desarrollo de la Tierra, en que cada una transformaba a la anterior.
Ésas serían, primero, la geoesfera (no mencionan a la hidrosfera); en segundo, la biosfera (con la formación del oxígeno), y la última, la noosfera (así llamaron a la esfera de la inteligencia).
Y detalló: “Ambos pensaban que la siguiente etapa que iba a influir sobre la Tierra era la del pensamiento. Sin embargo, no hemos visto que la inteligencia humana domine respecto al ambiente y no sé si nuestras generaciones tendrán tiempo de presenciarlo. Si seguimos así, tal vez ni siquiera haya otras generaciones que puedan intentarlo”.

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