La Dra. Tereza Cavazos detalló que la industria del vino en los
últimos 10 años se ha fortalecido significativamente en Baja
California. Sin embargo la colaboración que han logrado establecer los
vitivinicultores con el sector turismo y el restaurantero, ha permitido
posicionar la Ruta del Vino a escala nacional e internacional y generar
así un turismo eno-gastronómico de alto nivel.
De hecho el sector genera 3 por ciento del Producto Interno Bruto
para Baja California y la producción de uvas ocupa el quinto lugar en
importancia en el propio estado.
Baja California es el principal productor de vino en México
seguido de Querétaro, Coahuila y Zacatecas. Sonora produce más uvas que
en 2010 llegó a 300 mil toneladas, la mayoría (72 por ciento) para mesa
y producción de brandy. En Baja California ese año se produjeron 25
mil toneladas. La diferencia es de un orden de magnitud.
Si bien se nota un decremento en el volumen de producción de uvas y
superficie sembrada, hay un incremento de nuevas casas
vitivinicultoras. En Baja California, actualmente hay más de 70 casas,
la mitad de reciente creación con menos de 10 años, que se debe en gran
medida a la iniciativa novedosa y visionaria de crear la escuela de
oficios en el ejido El Porvenir, en el Valle de Guadalupe, lo que ha
permitido producir vinos nuevos, de buena calidad, que compiten con las
grandes casas nacionales, comentó la investigadora.
Ahora mismo 26 por ciento de los vinos que se consumen en México
son nacionales. El problema es que los altos impuestos de 40 por ciento
con que se tasan los vinos mexicanos como artículos de lujo, hacen que
74 por ciento del consumo corresponda vinos extranjeros, lo que limita
el consumo y afecta la industria nacional.
En Baja California se siembran 46 variedades de uva para vino
donde la Cabernet Souvignon es la principal con 20 por ciento de la
superficie total y un rendimiento de 5 toneladas por hectárea. Le sigue
la uva Pinot Noire que crece a temperaturas más bajas, propias del
valle de Ojos Negros.
Al referirse a los mecanismos que permitieron conformar la
atmósfera, hidrosfera, litosfera y biosfera y al hablar de la
interacción del ser humano con ellas, dijo que hay autores que hablan de
“una antroposfera”, pese a que somos una porción pequeña de la masa
del planeta.
El geoquímico ruso Vladimir Vernadsky y el paleontólogo francés
Theilard de Chardin, en lugares distintos, coincidieron en postular
tres fases en el desarrollo de la Tierra, en que cada una transformaba a
la anterior.
Ésas serían, primero, la geoesfera (no mencionan a la hidrosfera);
en segundo, la biosfera (con la formación del oxígeno), y la última,
la noosfera (así llamaron a la esfera de la inteligencia).
Y detalló: “Ambos pensaban que la siguiente etapa que iba a influir
sobre la Tierra era la del pensamiento. Sin embargo, no hemos visto que
la inteligencia humana domine respecto al ambiente y no sé si nuestras
generaciones tendrán tiempo de presenciarlo. Si seguimos así, tal vez
ni siquiera haya otras generaciones que puedan intentarlo”.
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